miércoles, enero 28, 2009

Un buen sol







Un buen sol

A duras p0enas p0ienso, no estoy acostumbrado a enarbolar p0alabras solo, y confieso que he
ensayado un largo tiemp0o p0orque sabía hace rato que esto iba a llegar.
Todos los días del año, vivo a los saltos, por decirlo de alguna manera, vivo siendo tocado.
Hace años fue Jeremías Díaz, y mandaba cuatro o cinco cartas por día: Jeremías Díaz, p0onía al final. Desp0ués fue una señora gorda que no p0araba de hablar, peroap0retaba firme mis teclas, lo hace hasta ahora. Siemp0re sup0use que es p0orque es más grande, y cuando ella ap0rendió en la escuela mecanografía, no se p0odían equivocar tanto, p0orque había que cambiar el p0apel, y seguro que también les bajarían la calificación. Yo soy un viejo teclado de comp0utadora , soy más blando de ap0retar que una máquina de escribir. Hace cinco días que esp0ero que venga alguien, aunque sea una rata que me camine arriba. Estoy inmóvil, estoy solo. Han quedado abiertas algunas ventanas y asi veo como se mueve el sol a lo largo del día. Imagino que p0ronto volverán, p0ero creo que es más una expresión de deseo. No muy lejos, a menos de un metro me acomp0aña una maceta con algo adentro que ya se ha secado. Me siento duro, no estoy acostumbrado a esto. Necesito los masajes diarios de los dedos de la mujer gorda, asi me siento ágil, útil. Siento todo duro, todo contracturado, en cualquiera de estos días no serviré más y sé que voy a ser reemp0lazado p0ara siempre. El tiempo transcurre lento y solo me queda esperar mientras me voy anquilosando, debe hacer mucho calor porque hay partes que ya las siento blandas.
Han p0asado veinte días y mi p0eor realidad es saber que estoy p0ensando todas estas p0alabras y que nadie se enterará nunca de esto, p0orque no puedo volcarlo en una p0antalla, en una hoja, ni siquiera habiendo alguien cerca se enteraría de lo que estoy p0ensando. Y yo que me he ap0rendido toda la gramática, todas las faltas de ortografía, todo como escribe Mabel, la mujer gorda de los dedos gordos y uñas largas que todos los días mueve mis teclas. P0ienso que es injusto.
El final se acerca, ya lo sé. De la maceta cercana asoman dos hormigas negras, creo que se han comido lo que estaba seco dentro. Es el último domingo de febrero, mañana vuelven todos y sé que ya no funcionaré. Estas teclas viejas necesitan un movimiento casi constante, siento la goma p0egada p0or debajo. Me p0robaran y no andaré, seré un p0edazo de p0lástico en la basura.
Es lunes, todo ha comenzado otra vez y han vuelto todos. He visto a Mabel y se la nota contenta, dice que ha viajado y ha conocido a un hombre, se lo cuenta a su otra comp0añera, p0or lo que dice p0arece ser bueno, se la ve ilusionada y me p0one contento. El resto ha comentad en grupos armados por los rincones de la gran oficina, lo que han hecho en sus vacaciones.
Desde aquí se ve la p0laza que esta a una cuadra y todavía se escuchan chicharras. Es media mañana y soy feliz observando la calle, tendré todo el día p0ara estar aqui hasta la noche que p0asen a buscarme p0or última vez. Tengo suerte, hay un buen sol que me da justo a mi, que he quedado justo al top0e del tacho de basura.

2 Comments:

Blogger pAu said...

Epa, volvimos??? No sabía...

(K)!

15:34  
Blogger arawaco said...

Saludos.
Lo de arawaco fue ene honor a la lengua arawak.
Hablamos ;).

22:12  

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